Y no la del Merimé.
Carmen ha vuelto a dar noticias de vida. Se encuentra bien, en Saint Adelle. Ninguna novedad hasta que se cierran las orejas y comienzan los sonidos pausados. "Se ha dormido" Dice. Carmen se ha echado novio. Un italiano de Taranto que, destinos de la vida, comparte su habitación, su casa y su vida con mi mejor amiga. Ellos son felices. Y yo también. Carmen se merece más de lo que nunca jamás le dimos. Cuando cantábamos a voz en grito, garganta y sin temor a los dolores y resacas venideras, con las tumbas de la Catedral colgando del techo... Cuando se fue a Canadá, algo de nosotros se fue con ella y siempre supimos que estaría bien. Ahora es feliz. Y me hace feliz saberlo. Aunque nos echemos de menos, nunca jamás hemos dejado de estar juntas. Y nunca jamás lo dejaremos, aunque yo me marche a las Antípodas de Canadá, que ahora no quiero saber ni cuáles son (ya tengo bastante con las de Gijón, Granada...)
Dos gardenias para ti con ellas quiero decir te quiero, te adoro, mi vida. Ponles toda tu atencion porque son tu corazon y el mio.
Dos gardenias para ti que tendran todo el calor de un beso de esos que te di y que jamas encontraras en el calor de otro querer.
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