El sábado tengo una boda. No es la mía, pero mi concubino se empeña en que vaya guapa (cosa bastante difícil, por otro lado, como dice el dicho, Cuan Natura Non Dat, Salmántica Non Praestat) Así, esta mañana la he dedicado al apasionante mundo de la cosmética, perfumería y boutiques varias. Para acabar con una bolsa llena de chorradas (véase, dos colonias diferentes, un chal de 21 euros que no me volveré a poner a juego con las sandalias que me quitaré a los 10 minutos por el pedazo de tacón que llevan; cuatro mascarillas hidratantes y tonifiloqué, una lima de uñas con su esmalte plateado, y tonterías diversas) Conclusión, estoy de mal humor. No solo por el dinero que me he dejado enriqueciendo a estúpidos vendepatrias engañatontas sino porque la única cosa que de verdad quería comprar, el libro de Georges Duby "El domingo de Beauvines" no lo había por ningún lado. Es más, un librero me discutía cómo se escribía el nombre del autor... Al final, gracias a Castroviejo libreros lo tendré el martes (eso es una librería y lo demás cuento) Mala hostia creciente. No me lo puedo creer, ¿Me estaré vendiendo?
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Haberme pedido el chal, que soy experta en llamar la atención con ellos (pa lo malo, pero lo importante es llamarla no? XD). Qué empeño tiene la gente en casarse, oig :S
De libros perdidos bof ... yo llevo buscando los de John Boswell (cualquiera, ahora ya ni siquiera elijo) desde lo menos segundo de carrera y no están ni en español, ni inglés, ni swahili. Y la cosa es que los citan en todos los nuevos putos libros sobre homosexualidad histórica, así que alguien tiene que tenerlos por cojones. Grr.
Ánimo, que enseguida se acaba la temporada de bodorrios y entra el frío neni ;). Besazos