¿... qué cojones he hecho yo? De veras, no lo entiendo. Puedo asegurar y aseguro, que en 1997 cambió mi vida. Mi carácter, cuando tenía 14 años y era una persona sin formar, los hechos de ese año me marcaron de tal forma que ningún cabrón de esos del PP que ahora se dedican a hacer vídeos se podría imaginar. Tanto es así que aún hoy sigo sintiendo las consecuencias. Que no puedo mirar una foto de Miguel Ángel Blanco sin compungirme, que se me hace un nudo en el corazón y en la garganta, en todos los sitios, cuando veo su foto y sé que está muerto. Que hasta que empezó esta estúpida crispación, Miguel Ángel Blanco era mi hermano, y el de mi madre, y el de todos los españoles. Que yo le quería, le amaba, que era parte de nosotros. Y ahora lo han privatizado (como suelen hacer los derechistas, por otro lado) que su memoria no es del pueblo sino de unos pocos... Que nada unió más a España. Ni una Eurocopa, ni un Mundial, ni el Trofeo de las Naciones del Hípico de Gijón. Nada. Y ahora, ¿me tengo que sentir culpable por ser socialista? ¿me tengo que sentir culpable por amar su memoria? ¿me tengo que sentir culpable por ansiar una paz que está más cerca que nunca? No, tal vez es mejor seguir matando. Así, con el sufrimiento, se ganan las elecciones. Yo también sufrí la muerte de Miguel Ángel Blanco. Y esa dignidad, no me la quitará nadie, por muchos vídeos y estupideces que hagan. Yo fui él, como todos los españoles, en esos tres días de julio. Y no se volverán a repetir. Con el PP o sin él...
|