Mediodía en el gimnasio. Mortifícate el cuerpo y sé feliz creo que rezaba una cláusula griega. Estate guapo para los demás y para ti mismo. Sufre. Llega a tu clase de spinning, la primera y que se te salgan los tornillos del pedal. Cámbiate de bicicleta y hazte sangre en la pierna al clavarte el susodicho. Muerto. Estás muerto. Tardas el triple en recorrer la distancia entre tu casa y el tren. No puedes subir escaleras. La clase te duerme. Vuelves a casa y escribes estas chorradas. Y aún así estás contento. Esto es masoquismo, lo demás, cuentos chinos.
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