Mientras escucho el disco de James Blunt me ha venido a la cabeza una de esas reflexiones estúpidas que sólo aparecen cuando la susodicha se encuentra en estado catatónico y dolorido.
Esta mañana ha sido un día típico riojano. Setas en el monte. Comida campestre y felicidad. Resuman un capítulo de Heidi y tendrán esta mañana. No me molestaré en contarles más detalles.
El caso, porque siempre hay algo más en esta mente tan extraña, es que he dedicado la mañana a algo más que a la micología exhaustiva. He llegado a la conclusión de que una mañana de setas es un resumen perfecto de la vida.
¿Por qué? No sé, yo soy así. Empiezas con toda la alegría del mundo, encontrando pequeños hongos, luego más grandes... hasta que quieres encontrar las setas de cardo, o las de pradera, o, luego ya, te conformas con unas pequeñas senderuelas. Pero no aparecen. A todo esto, mi cabeza dando tumbos por fantasías de todo tipo (quizás por eso las setas no aparecían...)
Que si algún día haré esto, o lo otro... ah, claro, él me va a responder, él me va a llamar, yo estaré con él haciendo lo que más me gusta, el payaso. Que si tal vez suceda en breve... que no, que no va a suceder, qué tonta eres... Así, con mi fantasía, que jamás la he dejado de tener, así no aparecen ni las setas, ni las endrinas, ni nada... Dicen que el que tiene las miras altas llega lejos. Lo mío es simple fantasía. Me pasaré toda la vida soñando y soñando y, aunque me decida a actuar (como ha sucedido hace poco) será de manera tibia y taimada. Yo soy así... Pero joder, no puedo cambiar, prefiero mis ensoñaciones pasajeras, mis inmadureces de tarde de domingo, mis dudas y consuelos fantasmas a convertirme en un urbanita que no conoce el placer del monte, de los sueños mientras las criaturas pequeñitas con sombrero puntiagudo se escapan al ver tu navaja acercándose. Quizás a la gente le parezca que no tengo nada, pero mis sueños son el antídoto más severo para esta vida.
Volvamos a las setas. Cuando te das por vencido de una vez, tanto si has llenado el cubo de la satisfacción personal como si te vas con las manos vacías te espera el camino a casa, donde permanecerás más tiempo... Y allí el mareo de las curvas cameranas, ese echar la pota a cada curva, ese asqueamiento personal que te postra durante todo el día...
Dios mío. Qué horror de post. Espero que alguien comprenda mis palabras. Sí, yo envié un mensaje en una botella a esa azotea catalana. Pero se quedará impasible en el tejado, nadie lo entenderá, aunque contenga mis pequeños sueños momentáneos que, al fin y al cabo son los que ahora, tras la resaca setera, me importan.
¿Creéis que sueño demasiado? (Pregunta con duda existencial)