La evolución humana da mucho que hablar. Tanto como para rellenar hojas y hojas de papel y cientos y cientos de megas cibernéticos. Todos estamos muy orgullosos de vivir en esta era contemporánea, todos nos vanagloriamos de ser los mejores, de ser los más ricos, de ser los más civilizados. Pero ¿qué ha cambiado para nosotros desde aquellas épocas inmemoriales?
La respuesta es: Nada.
En mi humilde visión de futura historiadora y/o arqueóloga he de decir que la sociedad actual me parece avanzada, sí, pero no tanto como nos hacen creer. No hemos logrado superar la muerte e, incluso, tenemos más miedo a morir que nuestros antepasados. No conseguimos una paz duradera, es más, tenemos muchas más guerras y conflictos que en otras épocas. La cultura está experimentando un arduo retroceso cuando en el pasado se tenía por buena a cualquier persona culta y ese era el resultado deseado de cualquier vida, la sabiduría. No hemos respondido a las preguntas vitales ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos? ¿por qué estamos aquí? y nos hemos deshecho de la filosofía clásica como modo de explicación del alma sustituyéndola por una ciencia al servicio de la guerra y las potencias mundiales. ¿En qué nos diferenciamos de nuestros antepasados? Sí, ahora tenemos mejores armas, unas armas capaces de destruir el mundo quinientas veces, sabemos que en la luna hubo agua ¿y de qué nos sirve si hay millones de personas muriéndose de sed en el mundo? El derroche llega a límites insospechados mientras la mayor parte del mundo no verá junta en sus manos una cantidad que le permita llegar a comprarse un televisor, por ejemplo.
De hecho, estas comodidades de las que gozamos y de que tan orgullosas estamos, estos ordenadores superpotentísimos (nacidos como todo el mundo sabe, la conexión a internet, como arma de guerra de los servicios secretos), esta televisión, este teléfono, etcétera ¿no existían antes en forma de cartas, espectáculos públicos gratuitos, correos a caballo y demás? Creemos que nuestros antepasados no tenían derecho a la diversión por ser sociedades incivilizadas (o al menos así las llamamos) pero lo cierto es que quizás se divertían mucho más que nosotros, al menos no estropeaban sus neuronas con las horas y horas de videojuegos, no estropeaban sus ojos delante de la tele, no perdían tiempo de cultura tragando programas del corazón. No, amigos, no, la sociedad no ha evolucionado...
Lo que sí es cierto es que ahora todo se hace por ánimo de lucro. El cine, la televisión por cable, la televisión normal (a modo de anuncios interminables), la radio (ídem), los periódicos, el teatro, el fútbol... ¿qué son aparte de un modo de amasar dinero de sus propietarios? Y bien, en la antigua Roma, los espectáculos públicos eran gratuitos, bueno, no tanto, al igual que la televisión, los espectáculos públicos eran una forma de anuncio para quien los patrocinaba o para quien había construido el edificio. ¿En qué hemos evolucionado? Ahora el prestigio se denosta, ahora sólo importa el dinero.
La guerra es otro método muy lucrativo para enriquecerse. En la Antigüedad, las guerras servían para obtener territorios de los cuales sacar recursos naturales. Ahora, sirven para que las grandes empresas (como Samsung, Sagem etc, que además de ser empresas de electrodomésticos tienen una factoría militar) vendan a la superpotencia en cuestión y ésta gaste esos instrumentos en destruir cualquier población con recursos y que no oponga mucha resistencia (¿por qué no atacan el régimen coreano, uno de los más sanguinarios del mundo?) ¿En qué hemos cambiado? En que ahora las guerras no se realizan cara a cara, como antes. Ahora basta apretar un botón para que una población entera con inocentes o no, desaparezca y con ella tus preocupaciones. Maravillosa evolución.
La comida. No merece comentario, creo yo. Nos atiborramos de basura, le damos de comer vacas a las vacas, o les trituramos huesos de ovejas muertas, o infinidad de guarradas que hasta me da asco comentar. Envenenamos nuestros hígados con grasas de comida basura, nos deprimimos y lo único que nos calma es la comida. Dios mío, seguro que el garum no podía ser peor. ¿En qué hemos cambiado si la mitad del mundo se muere de hambre mientras nosotros tiramos los bordes de las pizzas? (mea culpa)
Comodidades aparte, ¿acaso no podía ser cómoda la cabaña circular, la villae, el castillo para quienes lo habitaban? Si no lo fuera ¿vivirían allí? Es estúpido pensar que porque nuestro sofá venga de IKEA seamos más civilizados y superiores que los demás y quítame allá ese triclinium... Para ir terminando, quizás sea una paranoia existencialista, que lo es quizás no tenga razón en cuanto a los avances en salubridad, aunque, en más de 5000 años, algo se avanzará (los romanos tenían una medicina envidiable para su época) quizás no estéis nadie de acuerdo con mis planteamientos pero lo cierto es que a mí me parece que el come y calla que nos intentan colar en modo civilización tiene bastante poco de los valores humanos y progreso del que todos nos debiéramos preocupar. Más bien parece un anuncio de Nike, Gables, Barnes & Nobles, IKEA o cualquier churripanda de marca chupiguayquéguapoeselmundo. No podemos echar la vista atrás, se nos dice ¿no? Pobre del que no reconozca sus errores pasados, pobre del que no conozca la Historia, pobre del que no tenga conciencia del presente y el pasado, pues no la tendrá en el futuro. Pobres de nosotros que tragamos la cucharada mientras decimos amén, alabado sea el mundo. Pobre mundo. Requestem in pacem. Sid Tibi Terra Levis. Amén. |
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