Hoy es uno de esos días raros. Te levantas y vas a clase, todo marcha según lo previsto, por fin están puestas las notas de Métodos y Técnicas I, has sacado un sobresaliente y, sin embargo, eso te amarga el día. ¿Por qué? Bueno, digamos que sacar un sobresaliente con el pedazo de curro que te has metido para el examen, aquel en el que estuviste cuatro horas sentada escribiendo, tú sola porque tus compañeros ya habían acabado hace dos... Aquel que todos, y digo TODOS han dicho que merecía una matrícula, sí, ese... Al final te encuentras con que hay más sobresalientes que otro tipo de notas y tan sólo dos matrículas de honor que, para tu sorpresa no están en tu nombre sino en otros... La vida es dura, sí. Lo peor de todo, sin embargo, no es haber sacado un sobresaliente, porque, al fin y al cabo mañana es el día de revisión y a las 11,45 estaré en la puerta reclamando lo que honradamente me merezco. Lo peor son tus compañeros de clase mofándose, diciéndote que no tienes ni idea, cuando llevas cuatro años deslomándote en excavaciones y ellos cuando ven un paletín se echan a temblar. Así de jodido está el tema. Así de jodido sobre todo cuando gente a la que aprecias lo hace... Sinceramente creo que ha puesto las matrículas a gente que siempre saca buenas notas. Espero no equivocarme al pensar que como yo tengo una nota media mediocre, las ha concedido a gente a la que le ayuda con la media (quiero decir, no se la baja) De todas formas protestaré. De algo tiene que servir la experiencia, de algo tiene que servir no tener verano, no tener vacaciones, estar todo el día trabajando y/o haciendo investigaciones con gente muy importante en el mundo de la arqueología para que venga un idiota a no ponerte la nota que te mereces. Por eso voy a protestar. Igual no consigo nada, pero "moriré" intentándolo. La matrícula es mía, se ponga como se ponga. Os pongáis como os pongáis. A mí no me pisa nadie por muy guapo que sea. |