... ahora te vas y es irreversible. ... Ahora mi padre me ha visto llorar en la cocina, rodeada de regalos de cumpleaños e invitaciones de boda. Pero no estás tú. ... te llevó un frío taxi, en la madrugada del viernes, a tu casa. Y yo me quedé fría, como el taxi, en una silla de la humilde cocina. ... Yo te quiero, aunque mis últimas horas contigo hayan sido desgracias de profesores desagradecidos, chochonas en celo y estúpidas diatribas arqueológicas. ... Carmen, sólo puedo desearte, en Canadá, un viaje agradable, que no te acuerdes de nosotros en tu estancia (eso es que te lo estás pasando bien) y que la calavera de oso sea verdad, pero que seas tú quien me la entregues. ... Sólo puedo desearte, desde mi melopea actual, que tú conoces, que no nos eches de menos, que sean los canadienses quienes te guíen y no nuestras estúpidas fotos. ... Que los profesores abandonen mi camino, que Dina encuentre su destino y que la barra del Oremus siga firme. Que la Hidromiel Jose pueda probar. ... Que las cuentas del taxi salgan a medias, que podamos probar las academias, que los sonidos de la noche no nos traten de confundir... ... Que nuestra amistad, amor o distensión, traten los ecos del futuro, que tengamos un nuevo amanecer, ni sin mácula ni con él... ... Que las letras de Sabina me dejen de influir, que a la cama me vaya yo a dormir, cuando la borrachera acometa ya a mi ser... ... Que te eche de menos como a la que más, porque mi mejor amiga has sido. Que el Dos Gardenias bailemos sin Julín, recordando a Manu y hasta el vino que en el Cubano tomamos alguna vez... ... Que, arqueóloga pueda yo ser, traductora, la mejor tú lo serás. Que los muertos y los textos se nos acumulen. Que en borracheras contemos los años y en camas y novios nos lo repartamos. ... Que, en fin, amiga, como diría Sabina "Sabes de sobra que eres la primera" y que, en realidad lo eres Carmen mía. Ni Carmen Ikea ni Carmen Fernández Ochoa, tan sólo tú, la auténtica. ... Y que te echaré de menos siempre. Que Canadá será mi patria. Que tú serás mi amante sonámbula. ... Porque los amigos son amantes y los amantes amigos y tú, cariño, Carmen, mi amiga, eres mi vida... ... Y sé que te echaré de menos, y apunto estaré de suicidarme, pero tiraré hacia adelante y el oscuro brillo del sol me complacerá. Te esperaré porque te quiero, mis amigos, mi sol, y mi lucero, no soy nada sin vosotros...
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