Tengo a mi pez muerto de hambre. No porque tenga nada contra él, ni porque esté gordo (que lo está) sino porque una no se puede fiar ni de las comidas para peces... y encima le compré un kilo. Para agradecérmelo, Mithrandir (que así se llama) va y le da por adornar su frente con una hermosa pelusa blanca a modo de horrible úlcera... A dónde va a ir a parar el mundo si no podemos ni alimentar a los peces sin que les salgan cosas espantosas...
A todo esto, sigo cumpliendo mis deberes de ciudadana. Estudio (poco, muy poco, pero lo hago), de hecho ya tengo dos sobresalientes (Botánica y Educación indígena [espero]) y un notable o sobresaliente, que las notas no serán oficiales hasta el día 17. Ya pagué los dos cursos a los que me apunté, el seminario de Medieval en Nájera (vamos, cuatro días de cámping) y la excavación de Calatayud, arqueología experimental, o lo que es lo mismo, "yo quería ser como ellos".
El Sporting sigue en su racha, nada más que contar, el último disgusto de la temporada en casa. 3-0.
Y sólo decir que de vez en cuando me paso por el messenger, que si pone "no disponible" quiere decir que como me habléis váis a despertar la ira de la terrible Caribdis, o sea, que os váis a enterar. Que sigo debiéndole a Luis una botella de vino de Rioja, que
Arantxa está estresada con las villae, Durin sigue con sus partidas de battletech,
Sofía, Juan y Tato están de vacaciones, que las conversaciones con el
Kaï son cada día más interesantes, que
Maude no actualiza ahí le maten, que el gobierno dice a Fraga que es un misógino (ayyy, ¿alguien no lo sabía?), que la
Trini sigue esperando ayuda... En fin, que la vida sigue su curso de manera normal o eso parece, mientras las pequeñas personitas como nosotros nos preocupamos de endulzarlo (el mundo sí, el café no, que a mí el café me gusta que sepa a café no como esos que hacen islas de azúcar, ¡puaj!)