Hace 100 años que en Tunguska (Siberia), según dicen cayeron los árboles y la gente, 400 kilómetros más alejada del lugar de la explosión termonuclear, se caía al suelo, igual que los caballos. Bajo época zarista no se investigó el asunto, hoy, 100 años después, se conoce que una expedición explorará la zona para determinar por qué 2150 kilómetros cuadrados quedaron devastados y cómo, durante unos días, se pudo leer sin necesidad de iluminación artificial noctura en Europa y Rusia. (Ya me apetecía un post de física, que, como muchos sabéis es una afición oculta y me dedico a devorar de vez en cuando, libros de divulgación sobre estos temas. Eso sí, sigo con mi miedo a los agujeros negros... uhm...) |
Pues obviamente fue la mano de Dios (no sabía, el rollo ese de poder leer sin luz artificial; ¿entonces la gente cómo dormía? Seguro que eso también le cambió los biorritmos a los animalillos que sobrevivieron a la explosión), que dijo "Hmmm, putos rusos...", y apuntó mal.
Prf...