El Hades, tu morada

Este es el refugio de las almas mortales que ya han pasado el trance fatal de la pérdida del cuerpo. Este es el paraíso intraterreno. Esta es mi casa, la tuya.

 
Leo, luego existo
"Nada impidió las páginas escritas con letras de oro en el libro de la historia del internacionalismo y la solidaridad con otros pueblos. Nada podrá borrar el ejemplo que hemos dado al mundo. Nuestros sentimientos patrióticos se han profundizado y nuestros sentimientos internacionalistas se han multiplicado al sembrarse en el alma del pueblo cubano la más hermosa de sus ideas martianas, cuando afirmó que Patria es Humanidad" Fidel Castro Ruz, Comandante en Jefe
Oigo y obedezco
Que to'l verdor d'Asturies
xorrez con flor castellana
Que me quedé esin paisanos
Que m'entonen la tonada
Qu'estos montes qu'estos valles
per ónde la vida pasa
t'entallaren callandino
pa nun sacáte de casa
Dicin que yo t'invento
llingua por mi nomada
porque te peño la lluz
que t'escuclo na ventana
Dixebra La Danza (Glaya un pais)
En este momento
Pensamiento: -Las últimas palabras de muchos señores antiguos han sido: "No puedes matarme porque llevo una armadura maaaaaaaagiaaaaaargh"
- Las armaduras mágicas ya no son lo que eran
Terry Pratchett, "Tiempos Interesantes"

Palabra: "Tormenta de espadas" George R.R. Martin
"Antología de la poesía soviética" Alexander Nakarov


Obra: Correctora para Finis Terrae

Omisión: Strauss, Waltzes
Compromiso social
03 julio 2007

No es el Derrame Rock un sitio en el que se suponga que la gente va a pensar, pero el Derrameidea, un espacio cultural dentro de la fiesta, a veces, proporciona momentos de mucha reflexión tanto cultural como social y política.

No tuve mucho tiempo para acudir a todas las charlas a las que hubiera querido, pero el sábado por la tarde, justo después del concierto de Dixebra, en la carpa del Derrameidea de Agones y detrás de un mundanal ruido que perpetraba Hamlet en el escenario, vi el coloquio acerca de la función social de la música en el que hablaban reputados (y muy conocidos) cantantes del mundo rockanrolero español de cuyos nombres no quiero (ni pienso) acordarme.

Se debatía acerca de si la música tenía capacidad para mover y cambiar conciencias, si de verdad, todos aquellos que allí estaban sentían que los temas de su repertorio (el de todos ellos de amplio abanico reivindicativo) tenían un eco social. Uno de ellos, en un acto de sinceridad movido, seguramente, por la borrachera que llevaba encima, nos espetó, a todos los que estábamos allí, que la música que él hacía quizás en un tiempo sí tuvo algún sentido de protesta pero que, actualmente, estando como estaba, montado en el dólar, no le importaba lo más mínimo lo que contase mientras le siguiera dando dinero. Después de una “actuación” lamentable (en lo verbal, aún no habían salido al escenario), vino a rematar la faena otro de los contertulios cuando, ni corto ni perezoso, dijo que los jóvenes de hoy en día no nos interesaba más que el ordenador, el porno y ver la televisión (por supuesto, allí, excepto dos de la mesa, no había nadie mayor de cuarenta años) Debo decir, por el contrario, que tanto Rober (Tendencia) como Xune (Dixebra) dieron una lección muy distinta de la del resto aportando, ellos sí, argumentos de peso y demostrando que sí se puede (y se debe) promover la música como agente de cambio (y algunas anécdotas muy significativas sobre lo que realmente es un compromiso social)

Mi reflexión viene a colación por esto. Quizá porque me eduqué en una familia de izquierdas sin contradicciones, como porque desde que era pequeña siempre creí en lo que creí y escuché mucha (mucha es poco) música reivindicativa (desde que mi madre me cantaba a Víctor Jara para dormirme de bebé) Como decidí apuntarme a una de esas carreras sin futuro que “estudian los rojos” y que me niego a considerar así (por cierto, el de las perlas verbales era historiador, como yo) Como, al paso de los años, decidí apoyar (aunque interiormente) el asturianismo y a escuchar otros tipos de música (sin abandonar a Jara, Puebla, Silvio, etc.) Siempre, en toda mi vida de militancia, incluso en la vida pro derechos para los homo, bi y transexuales, ha habido banda sonora. Desde los coros del ejército soviético (de los que tengo todos los vinilos) pasando por La Prohibida y todo tipo de música “gay” como mi reciente filia por Dixebra, Skanda y otros grupos asturianos. La historia de mi vida y mis ideas pasa por un tipo de música distinto cada vez y no concibo el futuro de otra manera.

Decir que la música no tiene compromiso social no es más que mantener un grado de hipocresía de enormes proporciones, reconocer que te importa un rábano que tenga o no compromiso tu música mientras puedas forrarte tan solo demuestra el alto nivel de caradura que mueve este mundo. Todo y digo todo, afortunadamente, es compromiso social. Cuando mi padre ayer borró de nuestra televisión Popular TV porque en un debate no había parte que criticase a la postura de la Iglesia (sólo debatía la derecha “contra” la derecha) es un acto de compromiso social con sus ideas y compromiso con la educación de sus hijos. Cuando mi director de tesis me obliga a leer unos artículos está comprometiendo socialmente mi educación y mis principios. Cuando mi hermana, después de escoger como asignatura en el colegio el Asturiano me dice que lo hace para que no se pierda, está comprometiéndose socialmente con la Llingua (aunque no lo sepa) Cuando recomiendo una canción de Piperrak, Boikot, Víctor Jara, Carlos Puebla o cualquiera, comprometo socialmente a los que la escuchan. Cuando me pongo una chapa con la efigie de Lenin, por muy “molona” que sea, demuestra unos principios políticos y sociales y un compromiso por algo.

Mi ejemplo es un ejemplo bastante escueto porque ni soy una personalidad pública ni me conocen en toda Asturias o España. Los que el sábado estaban en esa mesa, banalizando su trabajo (no en el sentido humilde precisamente) son gente que llega a muchas, muchísimas personas, por tanto, si mis ideas afectan a tanta gente que tengo a mi alrededor, cómo no lo harán las de ellos cuando miles de personas, a las cinco de la mañana estaban bailando, gritando y haciendo pogos con sus letras.

Por otro lado, más sucintamente, me niego a aceptar que la juventud esté perdida. Como bien decían mis amigos de Sr. Paraguas, la Gerontocracia siempre ha tratado de hacernos ver eso. Pero este fin de semana, yo, que soy joven, estuve trabajando, junto a un montón de personas más, en un espacio solidario. Y sí que había fiesta, mucha fiesta, pero jamás se me ocurriría pensar que una cosa está reñida con la otra. Ni somos unos drogadictos, ni quincalla, ni borrachos, ni pasotas. Los jóvenes estamos muy comprometidos y preocupados con la situación actual. Y el que diga lo contrario, o vive en una bola de cristal encerrado en su propia realidad o es de los que se dan cuenta del gran poder que subyace en la juventud y que conviene tanto separar como minimizar.

Este post tan largo viene dado porque en la charla del otro día se me hinchó tanto la yugular que si no viene David González a salvarme, habría cogido el micrófono y se lo había espetado a todos aquellos que se sentaban en la mesa (con las dos salvedades) Pero, señores gerontócratas, lamentablemente, estaba hablando con David sobre cómo los valores culturales se asentaban en la sociedad (qué pena, seguro que ustedes creían que estaba fumándome un porro...)

Y que quede bien claro que si algún día me encuentro con alguno de ellos, se lo diré...




posted by Krasnaya @ martes, julio 03, 2007  
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