... "Por eso cuando el movimiento hippie llamó al gobierno estadounidense "cochino estado fascista" hablaba en el sentido más literal de la palabra. Aunque comparar un estado totalitario con una democracia capitalista pueda parecer algo disparatado, dsde una perspectiva freudiana pueden hallarse ciertos puntos comunes. Todas las instituciones de los "países libres" serían tan sólo formas de satisfacción sustitutoria. Y la riqueza material generada por la economía capitalista constituye el mayor sustituto de todos. Nuestra sociedad es próspera gracias a la fabricación en serie, que exige a los trabajadores someterse a la tiranía de la cadena de montaje. La producción mecánica requiere una mecanización del cuerpo humano, que a su vez implica una considerable represión del deseo sexual. En otras palabras, el capitalismo exige la "antierotización" del trabajo y reclama un ejército de obreros alienados de su madurez sexual básica. Como escribió Antonio Gramsci, "el nuevo tipo de individuo consustancial a la racionalización productiva y laboral no puede desarrollarse hasta que el instinto sexual se haya regulado y racionalizado adecuadamente". La mejor manera de regular el impulso sexual es mediante la "sublimación represiva", es decir, transformándolo en un voraz apetito de placeres sucedáneos como los productos de consumo."
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