Hoy decidí levantarme y disfrutar de la vida. Craso error. Nada más ponerme a ello (al disfrute, claro está) y degustar la taza de café descubrí que aún mañana tengo un maldito examen que superar, consistente en la realización (shit you little parrot) de una excavación arqueológica, con sus permisos y todo, con su musealización, su gente, su TODO. Sí, una excavación... A las 11 de la mañana me puse a ello, mi excavación celtíbera, con su tumba, su casita, su cueva... Son las 19.27 de la tarde y aún sigo delante de la pantalla con tan sólo un descanso para la comida... Esto no es vida. Eso sí, mañana, en cuanto salga de ese examen, daré un salto, devolveré los libros, me tomaré un café con mi compañera de sufrimiento (ella, necrópolis medieval) y me sentiré libre. Tan libre que hasta las olas del mar tendrán envidia de mi suerte, tan libre que llegaré y me abriré esa botella de Mistela que espera en el armario desde hace meses... Mañana será un día feliz, reemprenderé la lectura de "La Hija del Curandero", escucharé música, me sacaré un billete de tren para irme de viaje y tocaré la guitarra hasta que me sangren los dedos. Sí, mañana será un gran día... Aunque no os lo creáis, excavé en mi yacimiento semi-virtual. La de blanco.
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