Cuando uno comienza a hacer cosas nuevas, como este blog, producto de mis profundas meditaciones acerca de lo maravilloso de las Casas Viejas (y no el pueblo) y, para más inri, se encuentra intentando redactar un trabajo sobre la prostitución romana, se pone de los nervios nerviosos... es la pura verdad. Al principio te estresas, ves que no te va a llegar ni para una página, llenas una tras otra y cuando tienes siete y aún ves la maraña de hojas en borrador que tienes a un lado de la mesa, como vigilándote, te sigues estresando, no ya porque no te vaya a quedar un trabajo amplio, sino porque lo estás haciendo demasiado largo. C'est la vie... |