Día completo, sin lugar a dudas este cansado y canso lunes, con su madrugón pequeño, su eclipse solar que aquí, en el norte no se vio y sus pasos tranquilos hacia el tren que se marchaba.
Hay regalos que te esperas y esperas que se hacen eternas. Pero los mejores regalos son aquellos inesperados, que te sorprenden. Hoy cumplí años otra vez, mi amiga y compañera de tareas me ha dado mi regalo de cumpleaños. Cualquier excusa hubiera servido, no habría importado, pero Penthesilea, mi amiga, apareció hoy, como princesa se ofrece a la rana (y no, no soy verde) con unos regalos que me llegaron al alma. Cuando uno no se lo espera es maravilloso y sólo puedo dar las gracias...
También hay profesores y profesores. Los que te hacen levantarte para contarte que echará a patadas a quien le suene el móvil en clase, los que te dicen que prefieren tener tan sólo diez alumnos o los que entran en materia el primer día. Luego están los que te ayudan, los que te envían correos con becas, los profesores a los que tendrás algo más que agradecer que los madrugones...
Y hay gente y gente. En un grupo de personas se incluyen los obreros de la construcción, rudos, generalmente brutos y poco afables, pero son ellos los que te levantan la moral hasta elevarla encima de los pisos que construyen. Y después están los gilipollas gallitos que no entienden eso de los piropos, los que nada más que te das la vuelta te sueltan lindezas del estilo "con culos más pequeños también se caga" y gilipolleces machistas variadas. Hoy necesitaba un obrero de la construcción y me encontré con un gilipollas. Ojalá se mueran todos... |