Ayer volvíamos de los Carnavales de Cádiz y un perro se nos cruzó en la autovía. Mi compañera se asustó y no hizo lo que debería (atropellarlo) Dio un volantazo y el coche se estrelló contra el quitamiedos izquierdo, descendió un terraplén, lo volvió a subir y se encontró con el quitamiedos derecho. Afortunadamente la única consecuencia es una enorme contractura en mi cuello, un collarín, un coche para tirar y un susto gordo. Si hubiera puesto el coche como lo llevaba el sábado hacia Cádiz, a 200, nos hubiéramos matado. Pero estoy bien.
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Uf, me alegro que estéis bien y que sólo se haya quedado en un susto, menos mal que, como dices, no ibais muy rápido.